viernes, 26 de diciembre de 2014

Boga mar adentro



Es el tiempo de entrar en el océano de Dios y sumergirse en  lo más profundo.

Isaías 55: 1 – 3

“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.  ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.  Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David”.

Dios nos invita a todos los sedientos, a que vengamos a e3sas aguas y a sumergirnos. Es gratuito lo que Dios nos está dando.

Dios a todo momento nos da esa leche espiritual no adulterada. Sumerjámonos en esas aguas del Espíritu.

Por qué buscamos saciarnos en otras cosas que no sean lo de Dios. Por qué gastamos nuestros esfuerzos en cosa que no nos aprovecha.

Que nos humillemos ante la presencia de Dios. Cuando dios hace una promesa y nunca se rompe. Dios cumple sus promesas.

Nuestra alma tiene sed de Dios, tiene esa necesidad de sumergirse en las aguas de Dios.

Salmo 42: 1 – 3


“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?”

Nosotros somos eso ciervos que estamos buscando a Dios para saciarnos.

Bramar es gemir y eso debemos hacer nosotros gemir ante el Señor.

Pidámosle a Dios que nos haga sensibles ante tantas cosas que él puede darnos. Queremos saciar nuestra alma de esas cosas maravillosas que Dios tiene para nosotros. Esas aguas son la palabra de Dios.

Esos hombres de Dios, esos ciervos de Dios lo dejaron todo por seguirlo vieron cosas grandes y maravillosas.

Se dieron cuenta de que Dios los iba a utilizar poderosamente y renunciaron al mundo y siempre querían más de Dios.

Dios quiere que nos introduzcamos en esas profundidades. Nosotros somos un pueblo preparado y por eso hay que bogar mar adentro.

Ezequiel 47:

“Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.  Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos.  Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado”

¿Cual nivel tenemos nosotros? Porque en la orilla están los mediocres.

En la Biblia hay cosas grandes y maravillosas, promesas grandes. Pero muchas veces no le creemos o creemos que era para otros. Sin embargo Jesucristo dijo: “aun cosas mayores haréis”.

En nosotros tenemos el Espíritu Santo que mora en nosotros.

Juan 5: 1 – 5
“Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos.  En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.  Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.  Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo”. 
Cuanto tiempo llevan esperan que vengan y se agiten esas aguas. Yo tengo la palabra para decir soy sano. Yo tengo la palabra para decir me levanto en el nombre de Jesús.
¿Cuántas veces decimos yo no tengo necesidad de eso, de predicar? Y el Señor nos dice: “yo conozco tus obras que no eres frío ni caliente” y por eso el Señor nos puede sacar de su cobertura.
¿Cuántos no quiere venir a sumergirse en esas aguas que traen refrigerio para nuestras almas? La palabra nos trae sanidad y refrigerio para nuestras almas.
Nosotros tenemos esas aguas, tenemos esa palabra que es refrigerio para lasa almas que está allí afuera. No podemos tener el agua ahí retenida, tenemos que llevarla a los demás.
Nosotros estamos para ir a esas personas que tienen hambre y sed, que necesitan una palabra de aliento.
Muchas son las iglesias que se están quedando sin visión, porque ya no tienen revelación de la palabra.
Proverbios 20: 5
“Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará”.
El consejo de Dios es como aguas profundas en nuestro corazón.  La sabiduría que nos da Dios no es la sabiduría humana, viene de lo alto.
Juan 7: 37 – 38
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.  El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”.
Lucas 5: 4
“Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”. 

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