miércoles, 31 de diciembre de 2014

¿Hasta cuando no querrás humillarte delante de mí?



Es la pregunta que Dios nos hace a nosotros, su pueblo, no a los de afuera.

II Crónicas 7: 14

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”

1.       Cuál es el pueblo de Dios

Veamos que Dios está hablando de su pueblo, es una palabra especialmente para los creyentes para nosotros que somos el remanente de Dios, que Jesucristo compró con su sangre para presentar un día ante Dios.

Deuteronomio 14: 12

Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra”

Dios escogió un pueblo par que seamos santos delante de Dios, no un pueblo cualquiera. Es un pueblo único, exclusivo para él, no para el mundo, tenemos que estar muy por encima de lo que el mundo ofrece.

El mundo no nos quiere porque no somos del mundo. No rechazan  porque somos de Cristo.
Nosotros tenemos que marcar una gran diferencia.

Entre miles de  pueblos sobre la tierra el escogió este remante.

El ama al mundo entero, pero él tiene un amor específico y muy grande por Israel y nosotros hemos sido injertados en ese pueblo de Israel. 

I Pedro 2: 9

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” 

Otra característica del pueblo de Dios es linaje escogido. Real sacerdocio, nación Santa, pueblo adquirido por Dios. 

Nos adquirió con el fin para anunciar las virtudes de Jesucristo que nos sacó de las tinieblas del pecado.

Tenemos que nacer de nuevo y el nuevo nacimiento significa que tenemos una transformación de todo nuestro ser en Jesucristo. Esa transformación la hace el Espíritu Santo, pero si nosotros se lo permitimos.

Hay muchas personas que aunque recibieron a Cristo, no han nacido de nuevo.

Dios nos hace esta pregunta a todos. ¿Hasta cuándo?

Cuánto tiempo estamos perdiendo en un televisor en la internet.

Cuando Dios le permitió a Isaías ver toda la gloria de Dios en el tercer cielo, él (Isaías) dijo que era hombre muerto porque pensaba que en él había maldad.

Hay que adorar a Dios y a la adoración le antecede la humillación delante de Dios, para poderle hablar, hay que reconocer que somos pecadores para poder entrar en esa adoración. 

Muchas veces Dios no responde a nuestras oraciones porque nuestras oraciones son muy livianas.

Deuteronomio 26: 18

“Y Jehová ha declarado hoy que tú eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos;” 

Declaró hoy, Dios nos hace esa declaración hoy, que somos pueblo suyo, de exclusiva posesión.

El único dueño de nosotros se llama Jesucristo para que guardes todos sus mandamientos.

Tito 2: 14

“quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. 

Jesucristo se dio a sí mismo, entrego su vida voluntariamente, derramó su sangre gota a gota, para redimirnos de toda maldad.

Él es santo y no va a permitir que su pueblo esté cargado de maldad.

Las buenas obras son consecuencia de la humillación delante de Dios, la consagración a Dios nos lleva a hacer buenas obras. Son una consecuencia de una vida consagrada a Dios, de una vida santa.

¿Qué significa donde mi nombre de Dios es invocado? Estoy clamando a Dios ¿Qué hay que hacer para invocar el nombre de Dios?

II Timoteo 2: 19

“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”

Para invocar el nombre de Jesucristo tenemos que apartarnos del pecado. Por eso cuando empezamos la oración tenemos que ponernos a cuentas con Dios porque nosotros le fallamos mucho.

Con el corazón sucio la oración no pasa del techo.

El fundamento que Dios puso es firme. Jesucristo es una roca que nadie ni nada la puede mover.

La palabra de Dios es firme, tenemos que obedecerla ciegamente.

La palabra de Dios es para asumirla totalmente.

El conoce a los que son suyos porque estamos sellados por el Espíritu Santo.  Cuando recibimos a Jesucristo fuimos sellados por el Espíritu Santo. Empieza Cristo a gobernar nuestra vida y se sigue el nuevo nacimiento y es cuando le permito al Espíritu Santo transformar mi vida  y empezamos a dar el fruto.

Este es el tiempo de humillarnos delante de Dios, si humillación no hay exaltación (I Pedro)

2.       Y oraren

Lucas 22: 40

“Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación”.

Muchas veces caemos en tentación porque los niveles de oración están muy bajitos.

Colosenses 4: 2

“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;”

La oración es de todos los días.

Dios quiere que su iglesia ore constantemente. 

3.       Y buscares mi rostro

“Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma”.

El alma está compuesta por voluntad, mente y emociones.  Con todo mi corazón lo busco y con toda mi mente, mi voluntad y todas mis emociones.

Amos 5: 4

“Pero así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme, y viviréis;” 

Tenemos que buscarle con todo nuestro corazón para vivir.

Es muy importante humillarnos delante de Dios para poder ser llenos del Espíritu Santo.

4.       Y se convirtieren de sus malos caminos

Jeremías 15: 19

Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”. 

¿Cómo es tu testimonio cuando estás solo? Los ojos de Dios están permanentemente sobre  nosotros.

Humíllense y yo no los voy a desechar dice el Señor.

La clave es venir humillados delante de Dios.

Si entresacamos  lo mejor de nosotros para ofrecerlo delante de Dios.

Conclusión: “yo oiré desde los cielos”

“Si se humillare mi pueblo y oraren y buscaren mi rostro y se convirtieren de sus malos caminos: yo los oiré desde los cielos”

II Crónicas 7:12

Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio”.

Dios vio la disposición de Salomón y le dijo: “yo he oído tu oración y he elegido esta casa para sacrificio”
Dios quiere una ofrenda viva por lo que yo me tengo que ofrendar diariamente a él.

II Crónicas 7: 15

Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, a la oración en este lugar”.

Un corazón dispuesto y humillado delante de Dios hace que Dios escuche. 

“yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados”

I Juan 1: 9

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

Nos exige confesar nuestros pecados delante de Dios.

Y sanaré su tierra 

Lucas 4:18

El espíritu de Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar la libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor

Lucas 7: 21

En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista”.

Dios nos hace sanidad integral, una limpieza total para poder ser llenos del Espíritu Santo

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