domingo, 4 de octubre de 2015

El juego de tu vida al servicio de Dios



En un sueño que tuve vi como una especie de juego donde  se nos dijo que transformáramos un bosque, entonces todos se dispusieron a tumbar árboles con el propósito de sembrar nuevos. Quien dirigía el juego en el Sueño era Jesús y lo que quería era que se sembrara para que los nuevos árboles reemplazaran, por sí mismos, a los existentes. No se trataba de tumbar el bosque sino de sembrar con amor.

Siembra con amor la palabra de Dios. Por eso es que la palabra de hoy se llama: “El juego de tu vida al servicio de Dios”.

Jeremías 7: 3 

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar”. 

Cómo es que jugamos en nuestra vida, cómo nos comportamos en la vida cotidiana, en mucho de nuestro actuar nos atribuimos la gloria a nosotros mismos.

Jeremías 7: 4

“No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este”. 

Si en nuestro corazón no está el Espíritu Santo no podemos decir lo anterior porque las palabras se las lleva el viento.

Jeremías 7: 5

Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre”.

¿Cuántas veces hemos jugado a favor del prójimo para agradar a Dios? Se trata de mejorar los caminos o las obras, no acabarlas.

Gálatas 5: 13 

Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros”.
 
El juego de tu vida al servicio de Dios. Recordemos que Cristo dijo que los mandamientos eran: el primero ama a Dios sobre todas las cosas y el segundo ama a tu prójimo como a ti mismo.

El juego de tu vida es al servicio de Dios y servir al hermano es servir a Dios.

Gálatas 5: 14 - 15

Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros”.

No estamos acá para destruir a nuestro hermano sino que estamos para servir a nuestro hermano. 

Las tentaciones en los juegos

Lucas 23: 35 

Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios”. 

El enemigo retó a Cristo a que se bajara de la cruz para que no cumpliera con su misión de salvar a la humanidad. A nosotros también nos manda tentaciones tocando nuestro orgullo. Si Jesucristo hubiera entrado en el juego de Satanás, que lo estaba retando a través de los gobernantes y del pueblo, teniendo Cristo el poder de acabar con todo, la salvación no se hubiera dado.

Nosotros también somos tentados para no trabajar en la obra de Dios.

Lucas 23: 36 - 38

Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre,  y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS”. 

En este letrero, puesto por el gobernante en la cruz, realmente era el Padre que le estaba dando la gloria a Jesucristo. 

Lucas 23: 39 - 40

Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?”

Vemos como dos malhechores se la jugaron distinto frente a la misma situación. El Padre, a través del malhechor que se arrepiente, le da fortaleza a Jesucristo, porque en ese hombre se hizo la obra de la transformación.

Lucas 23: 41 - 43

Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

El enemigo trae tentaciones para desviarnos del camino.

Dios llama para volver a él

Isaías 56: 4 – 5

Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá”

Cuando nos la jugamos por el servicio a Dios, él nos tiene separados. Él nos quiere guardar en sus santuarios, en su presencia.

Isaías 56: 6 - 7

Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto,  yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”.

En este juego al servicio a Dios no hay primero, todos los que esto hagamos tendremos el galardón.

Isaías 57: 13 

Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte”. 

Cuántas veces de los juegos en nuestras vidas idolatramos al hombre. Un viento los puede derribar. 

Nosotros ya somos herederos.

Isaías 57: 14 - 15

Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo.  Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”.

Para poder hacer parte del equipo de Dios tenemos que ser humildes, para darle siempre la gloria a Dios.

Cómo Jugar en todas las áreas 

Colosenses 3: 22 

Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios”. 

En nuestras familias, en nuestros hogares, en las empresas a nuestro jefe, debemos servirles bien.

Colosenses 3: 23 - 24

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;  sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”.

No le estamos sirviendo al hombre, le estamos sirviendo a Jesucristo.

La recompensa que recibiremos

Mateo 6: 1 – 2

“Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa”.

Cuando hacemos un beneficio, una ofrenda esperando que todos nos vean obtenemos una recompensa terrenal. 

Mateo 6: 3 - 6

Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

Dios nos recompensa en lo público cuando hacemos las cosas de corazón en lo secreto.

Como jugar, en la presencia de Dios, con mi hermano

Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.  Ninguno busque su propio bien, sino el del otro”.

Es buscar el bien del prójimo.

Mateo 6: 31

“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;  como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.”.

Debemos buscar servirle al otro para traerlo a los pies de Cristo.

1 comentario:

  1. La cruz no sólo es una vertical. Amar a Dios sin amar al prójimo no es la cruz que nos enseñó Jesucristo.

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