Muchas veces cuando Dios nos ha
prosperado nos olvidamos. El pueblo de Israel se olvidó muchas veces de lo que
Dios había hecho. Cuando Dios los sacó de Egipto, cuando Dios les dio maná en
el desierto, cuando los sustentó, cuando su ropa no se envejeció. Así somos
nosotros a veces olvidamos lo que Dios nos ha dado, lo que Dios ha hecho en
nuestras vidas.
Nosotros no debemos olvidarnos de
lo que Dios ha hecho, porque cada vez que recordamos lo que Dios ha hecho, vamos
a pegarnos más a él, y el amor será más grande en cada uno de nosotros.
Deuteronomio 8: 1 - 2
“Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy,
para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que
Jehová prometió con juramento a vuestros padres. Y te acordaras de todo el
camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el
desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón,
si habías de guardar o no sus mandamientos”.
No solamente en el desierto somos
probados, sino también en la abundancia. En todo momento somos probados. Dice
la palabra de Dios que él hace todas estas cosas para saber, realmente, que hay
en nuestro corazón.
Como dice la alabanza “alabara a
Dios cuando las cosas andan bien que bueno es”, pero cuando las cosas están
difíciles, cuando las cosas se ven como tan lejanas entonces empieza a llegar
el desánimo. Cuando Dios dice que nos va a proveer, y la provisión no
aparece y no tenemos un peso en el
bolsillo entonces nos desanimamos y desconfiamos de las promesas de Dios y nos
olvidamos que el Dios que nos sustentó ayer, nos sustenta hoy y nos sustentará
mañana.
Nos olvidamos que el Dios que
sanó ayer nuestro cuerpo y nuestra alma, que nos rescató y nos libró, nos puede
librar hoy de nuestras dolencias.
En Deuteronomio 8: 3
“Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida
que no conocías tú, ni tus padres la había conocido,…”
Vemos que aun en medio de la
aflicción aun en medio del hambre Dios
mandó maná para su pueblo. Todos podemos decir que aun en medio de nuestra
necesidad Dios nunca nos ha dejado sin pan, Dios siempre nos ha dado lo
necesario. Tenemos vestido, tenemos un techo donde habitar, nos ha dado un
hogar, una familia, los ojos para ver, su misericordia ha sido grande para
nosotros.
Y sigue diciendo el versículo 3
“…para hacerte saber que no solo
de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el
hombre”
Dios dice esto porque muchas
veces buscamos a Dios por un interés, por un milagro. Mucha gente dice: “yo
necesito esto, necesito una sanidad”. A Jesús se le arrimaba mucha gente que
tenía necesidades. Nosotros tenemos necesidades, pero muchas veces nos quedamos
con el milagro y nos vamos. Muchas veces buscamos a Dios por un interés y no lo
buscamos de corazón.
¿Cuántas veces cuando estamos en
dificultades seguimos fieles a Dios? Dios ha sido fiel, pero si ¿Dios no nos da
y no nos suple como nosotros queremos, entonces nosotros nos vamos y nos
olvidamos de Dios? Dios quiere que nosotros seamos fieles en todo momento.
Ahora cantábamos: “adónde iremos
si solo tú tienes palabra de vida eterna”. ¿Cuántas veces nos hemos sentido
derribados? ¿Cuántas veces nos hemos sentido desfallecer? Y viene la palabra de
Dios a nuestros corazones y nos levanta y nos conforta y Dios extiende sus
brazos y nos ayuda a seguir hacia adelante.
Cuando vemos las montañas tan altas y vemos tantos problemas, viene la
palabra de Dios y dispersa tanta montaña y tanta tiniebla.
Dios es bueno ha sido grande y
maravilloso
En Deuteronomio 8: 4 y 5 dice
“Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en
estos cuarenta años. Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el
hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga”.
Muchas veces pasamos por pruebas
y dificultades, pero es porque Dios quiere lo mejor para nosotros. Si somos sanos
en todo momento ¿cómo vamos a declarar que Dios es nuestro sanador? ¿Si tenemos
siempre la provisión cómo vamos a clamarle a él para que nos dé la provisión y
que él sea reconocido como nuestro proveedor? Él merece toda la gloria y toda
lo honra.
En este momento que estamos
pasando por pruebas, hay que darle gracias a Dios por esas pruebas por las que
estamos pasando y pidámosle a Dios que saque lo mejor de nuestros corazones
porque Dios quiere sabe que hay en nuestros corazones.
Dios conoce las intenciones de
nuestros corazones y dice que no es lo que entra lo que contamina sino lo que
sale del corazón, eso es lo que contamina. Y muchas veces nuestros quejidos y
reclamos expresa lo que hay en nuestro corazón.
Muchas veces tenemos fe para unas
cosas y para otras no la tenemos, pero la fe para con Dios no debe ser
circunstancial ni debe ser para unas cosas si y para otras no, Dios quiere que
nuestra fe sea siempre la misma en él porque él es fiel.
Dios es ese amigo que nunca
falla, un ser humano puede fallar, pero Dios nunca.
Sigue diciendo Deuteronomio 8: 6
- 11
“Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus
caminos, y temiéndole. Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra,
tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y
montes; tierra de trigo y cebada, de
vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con
escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de
cuyos montes sacarás cobre. Y comerás y
te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá
dado”.
Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus
mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy;…”
Miremos lo que Dios nos ha
prometido y Dios nos lo ha dado. Cuando nos encontró nos dio su salvación y
vida eterna y nos colmó de grandes bendiciones pero también nos demanda:
“cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios…”, porque somos muy dados a olvidar
lo que Dios hace con cada uno de nosotros.
Y sigue diciendo en el 12 al 14:
“…no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que
habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te
multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de
Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;…”
¿Cuantas veces Dios te ha dado
tantas cosas y te ha puesto en alto y caemos como el coco de la palmera porque
no hemos sabido valorar lo que él nos ha dado? Por la soberbia de nuestro
corazón, porque somos infieles con Dios, por nuestra mediocridad, por tantas
cosas. Pero Dios ha traído su palabra para que nosotros hoy cuidemos lo que
Dios nos ha dado, que valoremos lo que Dios nos ha dado.
Nosotros un día dijimos al Señor
que íbamos a cuidar lo que él nos había dado: nuestros hogares, nuestras
finanzas, nuestros hijos. Muchas veces ponemos más el amor en nuestros hijo o
en lo que Dios nos ha dado que en él.
Dios dice que el que ama más a su
padre, a su madre, a su hijo, o cualquier persona o cosa más que a él no es
digno de él. Cuántas personas porque su hijo o su esposo o esposa le dicen que
no vengan a buscar a Dios no vienen. Cuantas veces el trabajo, las finanzas,
las cosas que el mismo Dios nos ha dado nos debilitan y en lugar de apegarnos
al Señor nos apartamos de él.
El 14 y El 15 vemos dicen:
“…y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te
sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y
espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no
había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal;…”
Imagínese la misericordia de Dios
que sacó agua de la roca en pleno desierto, Dios hizo que de la peña brotara
agua para ese pueblo, aunque el pueblo estaba renegando contra él . A veces
somos nosotros quejándonos contra Dios y sin embargo Dios pone alimento en
nuestra mesa. Aun a aquellos que dicen que Dios no existe, Dios les pone
alimento en sus mesas, Dios les viste y les da empleo y salud. Les da la vida
para que algún día se vuelvan a él. Dios dice en su palabra que él cuida de su
creación.
Nosotros como hijos de Dios no
podemos olvidarnos de lo que él ha hecho por nosotros. Santiago 4: 4 dice; “¡Oh
almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?
Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”.
Cuantas veces nosotros nos constituimos en enemigos de Dios y creemos que
andamos en la voluntad de Dios. Dice Santiago. Dice que Abraham se constituyó
amigo de Dios porque creyó en sus promesas. Dice Santiago 2: 23 que se
constituyó amigo de Dios porque creyó en sus promesas, porque creyó en ese Dios
maravilloso que le había prometido.
Cuántas veces nosotros, Dios nos
ha prometido y desconfiamos de él, de ese amigo incondicional, de ese amigo que
no miente que siempre está con nosotros.
Dios dice que cuando nos constituimos
en amigos del mundo nos constituimos en enemigos de Dios. Y ser amigo del mundo
es tener duda, incredulidad; muchas veces pensamos que es el licor o los
vicios, pero al nosotros no creerle al Señor, dudar en nuestro corazón estamos
diciendo que él es un mentiroso, porque no hemos creído en el Dios que nos ha
prometido, el Dios que es fiel y verdadero, que por él fueron hechos los cielos
y la tierra. Nosotros estamos hoy aquí por su misericordia, por su poder y él
ha cumplido sus promesas.
La promesa que hizo en este niño
que iba a nacer sano y sin embargo antes
de nacer los médicos le vieron un problema en el riñón y oramos; y en un segundo examen los médicos no vieron
ya nada en su organismo y quedaron sorprendidos.
Lo que Dios promete lo cumple. Cuando
Dios quiere enviar la bendición el enemigo quiere levantar cualquier cosa para
hacernos dudar. Dios te dice: “yo te voy a bendecir”, y parece que todo se levantó, las finanzas, tu
familia, todas las cosas, pero Dios es fiel para cumplir lo que te ha
prometido.
Dios cumple si le creemos a él. ¿Recuerdan
cuando llamaron a Balaan a maldecir al pueblo de Dios? Había algo muy tremendo
ahí porque no lo podía maldecir, vea que tan importante es la amistad con Dios.
¿Cuántas veces cuidamos más la amistad con un amigo o la relación con nuestros
padres o con nuestro cónyuge que la relación con Dios?
Cuando hay esa amistad con Dios
tenemos protección, tenemos bendición.
Sabemos que Balaan fue buscado
para maldecir al pueblo y Dios había mandado bendición sobre ese pueblo. Pero
Dios le impidió a Balaam maldecir al pueblo que estaba confiado en sus tiendas,
pero Dios estaba peleando por él. Cuantas veces nosotros estamos tranquilos en nuestros
hogares y Dios está peleando por nosotros.
Números 23: 19 – 24
“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se
arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir;…”
Dios manda ordena al mar, a las
montañas, Dios dio orden a los vientos que se calmaran, Dios le dio orden a la
peña que brotara agua, Dios dio orden a la viuda para que alimentara a su siervo,
Dios les dio orden a los cuervos para que le llevaran comida a Elías y Dios les
da órdenes a todas las cosas terrenales, Dios por su poder y por su mano mueve
todas las cosas en el cielo y en la tierra y muchas veces creemos que es
imposible. Dios alimentó 5 mil personas con solamente 5 panes y 2 peces. Dios multiplicó la provisión
porque hubo un hombre, una persona que entregó su alimento, que entregó su
sustento y era quizás lo único que tenía y creyó que Dios podía hacer algo con
ese poco. La viuda que entregó todo su sustento, dos blancas, y Jesús dijo que
había dado más que los ricos que daban todo lo que les sobraba, esa mujer tenía
fe de saber que esa ofrenda era para Dios.
Muchas veces nosotros damos de lo
que nos sobra, damos a Dios del tiempo que nos sobra, damos a Dios de las
finanzas que nos sobra, damos a Dios de todo lo que nos sobra, del ratico que
nos sobra, del amor que nos sobra. Dios multiplicó los panes, había una
multitud muy grande y esa multitud se fue con Jesús pues quería escucharlo
porque en él había palabras de vida eterna y dice la palabra que él tubo
compasión. El Dios de nosotros es un Dios misericordia, Dios sabe que está
pasando en este momento, Dios sabe que te está afligiendo. El Dios que nos hizo
y que nos creó, ¿no va a saber que tenemos hambre, que tenemos necesidades, que
sentimos opresión en nuestro corazón, que hay dolencias en nuestro cuerpo, que
hay cosas que afligen nuestra alma, que necesitamos ser sanos?
Dice la palabra que Cristo sanaba
a los que necesitaba. Pero muchos iban por el pan físico, por la provisión,
pero hubo otros que lo buscaban realmente porque tenía palabras de vida eterna,
como Saqueo que hizo actos dignos de arrepentimiento, esa semilla, esa palabra
de Dios cayó en buena tierra y dio fruto. Eso es lo que Dios quiere.
En el monte de Jehová hay gran
provisión él no les daba solamente la palabra sino que los alimentaba. La gente
se quedaba por horas y los discípulos le decían: “despide esa gente que no
tiene que comer”. A los discípulos se les había olvidado que él había
alimentado a 5 mil, y que en ese momento había 4 mil personas y se olvidaron de
lo que Dios había hecho con esas 5 mil personas y le dijeron: “Señor solo
tenemos 7 panes”. Y el Señor con esos 7 alimento esas 4 mil personas y sobró.
Dios les dijo: “por qué no habéis
creído, por que sois tan duros de corazón”. Sabiendo que lo que Dios hizo ayer,
lo hace hoy y lo hace siempre.
En Lucas 5 dice la palabra del
Señor que ellos estaban pescando, pero nada pescaban y le dijeron: “Señor hemos
intentado toda la noche”. Es como cuando tú dices: “he orado tanto por esta
situación, he orado tato por mi restauración, he orado tanto por mi hogar, he
orado tanto por mi cónyuge, por mis hijos, Señor, y no veo resultados”. Dios envió su palabra y dijo: “boga mar adentro”.
Ellos dijeron: “hemos hecho eso toda la noche, mas en tu palabra echaré la red”
y dicen que eso fue una pesca milagrosa, Pedro le creyó a la palabra del Señor.
¿Cuántas palabras hemos
escuchado, pero si hemos bogado mar adentro creyendo esas promesas? ¿Si hemos
superado esos obstáculos que se nos han presentado? Dios quiere que nosotros
boguemos mar adentro creyendo sus promesas. Si Dios dijo que nos daría esto o
aquello, boga mara adentro y créele al Señor, que una pesca milagrosa viene para
todo aquel que cree. Dios no envía su palabra en vano.
Dice en Números 23: 20
“…El dio bendición, y no podré revocarla”.
Cuando Dios da bendición nosotros
somos los que no la creemos, pero el cumple su palabra. Dios hace las cosas
cuando uno da un paso de fe.
Veamos en el 21 por qué Dios
protegía a ese pueblo, la escritura dice “levántese Dios y sean esparcidos sus
enemigos”. Los enemigos del pueblo de Dios eran los enemigos del mismo Dios.
Cuando Pablo perseguía a la Iglesia se le apareció el mismo Jesucristo y le
dijo: “porque me persigues”. Porque el que nos persigue y nos acecha es con el
mismo Dios con el que está peleando. Nosotros somos la niña de los ojos de Dios.
Muchas veces nos sentimos que
estamos solos, peleando solos, pero no lo estamos. Dios estuvo con Daniel y los
compañeros en el horno de fuego y en el foso de los leones, porque ante los
ojos de Dios eran inocentes.
Cuantas veces nos persiguen
injustamente, con engaños, con mentiras, pero si somos fieles como lo hizo
Daniel `podemos decir: “yo sé que mi redentor vive y vive para siempre”.
Dios es un Dios justo que levanta
del polvo al menesteroso.
Y dice en el 21:
“No ha notado iniquidad en Jacob, Ni ha visto perversidad en Israel. Jehová
su Dios está con él, y júbilo de rey en él”.
¿Dios puede decir esto de
nosotros? Decía Balaam: “Si Dios está con él yo no puedo hacer nada”. Porque
todo se mueve por el poder y la voluntad de Dios. Él dice en su palabra que ni
una hoja se mueve de un árbol sin su voluntad. Los demonios se sujetan en su
nombre. Pensamos que eso es solo para aquellos tiempos y para Jesucristo. Pero no,
Dios le dio poder a su pueblo sobre toda fuerza del enemigo. Nos llamó a
proclamar guerra, despertad a los valientes. ¿Usted se considera un hombre
valiente, un hombre de guerra? Dice la palabra que los cobardes no heredarán el
reino de Dios.
Es de los valientes seguir adelante
en las promesas del Señor. Todo lo que hacemos es por fe, hoy hemos venido por
fe. Cuántos creen que Dios está en medio de nosotros, que Dios escudriña nuestros
corazones. Y que quiere ver ese temor reverente en su iglesia. Dios está
mirando cada mente, cada corazón. Dios mira los corazones contritos y humillados.
Recordemos aquella mujer que
decía si solo pudiera tocar el borde de su vestido. Tuvo un pensamiento, pero
Jesús conocía los pensamientos de esta mujer. Ese pensamiento, esa fe fue lo
que movió a Jesús.
Muchos estamos diciendo: “Señor
yo necesito esta palabra, mas en tu palabra yo echaré la red. Mas en tu palabra
yo camino en tus promesas, Señor no
importa como yo vea mi hogar, no importa como yo vea mis finanzas, ese empleo
tan lejano, que no tengo un peso en el bolsillo, yo en tu palabra hoy echo la
red, Señor”
Dice la palabra que el Señor sanó
a 10 leprosos y solo uno se devolvió a darle las gracias cuántas prostitutas y
solo unas agradeció, cuántos fariseos.
Cuando Saqueo invito a Jesús a
morar en su casa, dice la palabra que en Saqueo hubo arrepentimiento. Es lo que
quiere el Señor cuando llega a nuestras casas, que en nuestras vidas haya un
cambio. Que ese cambio podamos llevarlo a nuestros hogares, a nuestras
familias, que la dureza de nuestro corazón se caiga.
El único obstáculo para que Dios
pueda hacer milagros en nuestra vida es nuestra incredulidad. Somos incrédulos y
olvidadizos, que olvidamos lo que Dios ha hecho con nosotros.
Cierra tus ojos donde estás y
piensa cuántas promesas te ha dado Dios, y cuántas las ves tan altas y tan
imposibles y tan lejanas. Pero Dios dice que todo lo que pedís creyéndolo en tu
corazón lo recibiréis.
Jesús maldijo la higuera porque
no encontró fruto en ella. Temamos al que puede maldecir nuestras bendiciones y
lo hace por nuestra desobediencia y Dios maldijo esa higuera y esa higuera
nunca Dio frutos. Pero Dios quiere, en esta mañana, bendecirnos a nosotros y
que nosotros seamos esos árboles plantíos de Jehová que podamos dar fruto en
todo tiempo y en todo momento.
Cuantas veces Dios nos ha pedido
que dejemos esto o aquello y no lo hemos
hecho y sabemos en nuestro corazón que es lo que debemos dejar.
Este camino es de renuncia,
muchas veces lo decimos muy fácilmente, pero ¿cuántas cosas hemos dejado por el
Señor? ¿Cuántos han entregado sus sueños por el Señor y han decidido seguir
adelante con el Señor? Dios dice en su palabra que el que deje cualquier cosa
acá en la tierra recibirá mucho más. El trabajo en el Señor no es en vano.
Cuántas veces hemos pedido algo
al Señor y el Señor nos lo da y nos olvidamos de él. Cuántas por el amor de un
hombre se olvidan del llamado que tienen en el Señor. Cuántos nos olvidamos que Dios nos llamó
como adoradores, que Dios nos llamó para alabanza de su pueblo, como predicadores.
¿Cuántas veces has clamado a Dios para que te use? ¿Hemos ganado almas para el
Señor en nuestras familias, en nuestro trabajo?
Dios no quiere que vengamos acá a
calentar una silla solamente, Dios quiere que nosotros vayamos a replicar lo
que Dios nos está dando. Esta palabra es muy importante para que nosotros la
despilfarremos. Porque lo que Dios tiene con cada uno de nosotros es grande y
poderoso.
Volvamos al versículo 21 de Números
23
“No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel.
Jehová su Dios está con él, Y júbilo de rey en él. Dios los ha sacado de
Egipto; tiene fuerzas como de búfalo”.
Dios quiere darte esas fuerzas en
esta mañana y esas fuerzas solo se consiguen en la presencia del Señor.
Sigue
el versículo 23:
“Porque contra Jacob no hay agüero, ni adivinación contra Israel. Como
ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios! He aquí el
pueblo que como león se levantará, y como león se erguirá; no se echará hasta
que devore la presa, y beba la sangre de los muertos”.
Dios nos ha hecho libres seremos
como los que sueñan, Dios implantó ese sueño en nuestros corazones y tenemos
que seguir caminando con base en esos sueños, en esas visiones que Dios nos ha
dado. Si Dios te ha dicho que te dará esto o aquello, tú tienes que seguir
soñando con lo que Dios te ha dado. Así era José y tuvo muchos sueños.
¿Dicen de nosotros si será que
esos serán transpuestos? Es para los que sueñan, para os que creemos como
niños. A José no le creyeron y se burlaban de él y lo metieron a una cisterna,
le ocurrieron muchas cosas, pero al final se cumplieron los sueños que Dios
había plantado en José, porque ni siquiera eran los sueños de José, eran los
sueños que Dios había plantado en él.
Cuando Dios nos da una promesa es
porque él ya ha visto el final de esa promesa.
En Apocalipsis dice que habrá las
bodas del Cordero y que su remanente se gozará con él y que con ellos hará fiesta y esto se
cumplirá porque Dios sabe el final de todas las cosas, como cuando un escritor
escribe una novela, escribe, sueña y piensa y le da un final a su novela.
Dios escribió una historia con
cada uno de nosotros. Estábamos en el mundo sin Dios y sin nada y cuando Dios nos
tomó empezó a escribir un libro y sabía que hoy estaríamos aquí escuchando esta
palabra.
Los sueños de Dios se cumplen en
aquellos que creen fielmente. El desánimo y la incredulidad quieren opacar esos
sueños. Que nosotros podamos ser valientes como Daniel, como José. Esto no es
de cobardes que le entregan el hogar al enemigo, porque somos nosotros los que
lo entregamos o le decimos al enemigo: “ya estoy cansado de luchar por mis
promesas y las veo tan lejanas que ya no tengo fuerzas”. Pero Dios dice que su
pueblo tiene las fuerzas del búfalo que tiene más fuerza cuando está de
rodillas, no lo hace parar nadie.
Pidamos al Señor que cojamos nuevas fuerzas, que entreguemos
nuestras cargas. Dios dice: “Venid a mí los que estéis cansados y cargados que
yo os haré descansar”. La palabra de Dios sin el Espíritu está muerta es
solamente información.
Dios ha mandado una palabra que
eches tus redes entonces obtendrás una pesca milagrosa, hoy nos habla el Espíritu Santo de Dios que inquieta nuestros
corazones. Le pido a Dios que traiga un respaldo a su palabra y yo sé que
veremos su gloria.
Dios hará un avivamiento en su
remanente y creamos que somos parte de ese remanente.
¿Ustedes sueñan con las bodas del
cordero? ¿Ustedes sueñan con estar en la presencia del Señor? Dios trae hoy esta
palabra para que nosotros nos sumerjamos
en su presencia, para que cada día podamos ser más obedientes, más fieles
delante de él
Mateo 14: 13
“Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y
apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades. Y
saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los
que de ellos estaban enfermos. Cuando anochecía, se acercaron a él sus
discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la
multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer”.
La gente lo siguió a pie desde
las ciudades, que entrega. A veces nos da pereza venir a la oración porque está
lloviendo o por cualquier otra cosa.
Cristo dijo que no se tenían que
ir, él era la provisión.
Alguien cuando no tiene para
comprar sino un paquete de pan y se gasta ese dinero en el pasaje para ir al
grupo de oración, está sembrando en el reino de Dios.
Jesucristo pago un precio en Getsemaní
que le costó lágrimas de sangre, derramo lágrimas por ti y por mí. Cuando tú te
sientes en total angustia por tu familia, por tus hijos, por la situación que
estás viviendo, Cristo tenía angustia y sus discípulos no sentía orar, se
quedaron dormidos. Cristo les dijo ustedes me dejarán, herirán al pastor y se
dispersarán las ovejas. La fortaleza de Jesús en ese momento era que el Padre
estaba con él. Con lágrimas Cristo sembró, con sacrificio por nosotros y
nosotros queremos que las cosas se nos den así fácilmente.
Nosotros hemos orado con lágrimas
y Dios dice que él es fiel y verdadero y que con lágrimas hemos sembrado, pero
que vendremos con gozo.
Dice en el 16
“Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces”.
¿Qué tienes en tu mano? Cierre
los ojos ahí done estás y dile: “Señor yo no tengo empleo, no tengo ni un
pasaje, no tengo con quien formar un hogar, tengo en mi mano tristeza, me
siento solo”
“Él les dijo: Traédmelos acá”.
Dios dice en esta mañana que lo
poco o lo mucho que le estás ofreciendo, Dios multiplica Dios bendice.
Pero Dios quiere que le entregue
en esta mañana. Entrega ahí tu hogar, entrega tu fuerza, entrega la tristeza.
Dile: “yo te entrego mis hijos, mi cónyuge, yo entrego hoy oh Dios de la gloria”.
En el 19 dice
“Entonces mandó a la gente recostarse…”
Dios dice hoy que descanses en su
presencia, así como aquella viuda que le dijo solamente tengo un frasco de
aceite y el profeta le dijo ve y consigue otras vasijas y llénalas con aceite y
el aceite no escaseara. Comeremos y sobrará.
Y tú que has entregado tus lágrimas
en el altar de Dios. Dios te dice que con regocijo te alegrará
Sigue diciendo San Mateo:
“Entonces mandó a la gente recostarse
sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los
ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los
discípulos a la multitud. Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que
sobró de los pedazos, doce cestas llenas. Y los que comieron fueron como cinco
mil hombres, sin contar las mujeres y los niños”.
Tomando Dios esta mañana lo que tú
tienes en tus manos.
Cuando Dios bendice podemos bendecir
a otros. Dile: Gracias Señor por la bendición.
Dale la gloria a Dios por una
bendición sobrenatural.
Cada uno de nosotros vino hoy por
una necesidad por una bendición. Alaba y adora a Dios porque Dios bendijo tus
manos hoy.