Cuando Dios hizo a Adán, Dios le
entregó todo y lo que le prohibió fue comer del árbol de la Ciencia del bien y
del mal. No hubo reservas.
¿Por qué nosotros tenemos
reservas para con Dios? Si cuando nosotros recibimos a Cristo en nuestro
corazón nos dice que nuestra vida sea
entregada a él. Nosotros nos entregamos a medias.
Job 1: 4 – 5
E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y
enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos. Y acontecía que habiendo pasado en turno los
días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y
ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá
habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De
esta manera hacía todos los días.
En esta palabra hay explicación a
muchos clamores y que creemos no obtener respuesta de parte de Dios. Es porque
no hemos entregado.
Job entrega acá sus hijos. Dios
quiere que entreguemos nuestros hijos. Muchas veces clamamos por ellos y no los
hemos dejado en el altar de Dios.
Se levantaba de mañana, no era
perezoso. Era una responsabilidad, velar por los hijos..
Hay que orar por todos los hijos.
Jesús oró por nosotros.
Génesis 12: 10 – 19
Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para
morar allá; porque era grande el hambre en la tierra. Y aconteció que cuando estaba para entrar en
Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso
aspecto; y cuando te vean los egipcios,
dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que
me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti. Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto,
los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. También la vieron los príncipes de Faraón, y
la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón. E hizo bien a Abram por causa de ella; y él
tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos. Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con
grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram. Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo:
¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer?
12: 1 – 3
Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y
de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te
bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que
te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la
tierra.
Abraham sintió miedo y se le
olvido la promesa que Dios le había dado y entregó a su mujer a Egipto.
Cuando sientes miedo ¿a quién le
entregas tus cosas, tu familia, tu situación económica? Dios permite errores
nuestros para que aprendamos la lección.
Nosotros no podemos dejar
nuestras bendiciones en manos de los impíos, debemos dejarlas en manos de Dios.
¿A quien has cedido lo tuyo?
Dios nos bendice en el matrimonio.
Dios le dijo a Abraham que la bendición era para él, pero Abraham le dio miedo
cuando vio la dificultad y no se acordó de la promesa. Nosotros cuando sentimos
miedo a veces no nos acordamos de las promesas de Dios.
Tan grande fue la bendición, que
cobijó todas las familias de la tierra.
En el 10 Abraham bajó a Egipto
porque había hambre, cuando Dios le había dicho que era un bendito para
bendecir a otros. Nosotros también nos olvidamos que somos benditos.
El enemigo está pendiente para
ver si usted se deja quitar lo que Dios le dio. No se deje quitar la bendición
porque nadie se puede oponer a lo que Dios le dio.
Entreguémosle a Dios todo para
que no nos vaya mal.
Génesis 22: 1 – 3
Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo:
Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y
dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de
Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te
diré. Y Abraham se levantó muy de
mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su
hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le
dijo.
Abraham entregó a Isaac.
Si Dios entregó a su hijo para
salvarnos como no nos va a ayudar a
entregar nuestros hijos.
Abraham entregó y no argumentó
con Dios. Obedeció sin discutir. Cuando iba a levantar el cuchillo, Dios le dio
un cordero para el sacrificio y no tuvo que sacrificar a su hijo.
Venos que Abraham entregó a su
hijo y lo iba a sacrificar, a Job no se le pidió esto, pero también los
entregó.
¿Qué nos está pidiendo el Señor y
nosotros no lo hemos entregado? Entreguemos hoy.
Decimos que amamos a Dios y no
nos entregamos totalmente a él.
Salmo 55: 22
Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre
caído al justo.
Tu situación económica, tu
enfermedad, tu vida espiritual, tu temperamento.
A veces nos aliamos con gente que
Dios no quiere, pero si nos arrepentimos, Dios nos perdona y toma control de
las cosas.
Isaías 53: 4-5
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores;
y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados.
Sufrió escarnio, vituperios,
humillación por nosotros, por darnos paz, para darnos sanidad espiritual y
física, pero entregó él, primero.
Herido y molido, lo que le
hicieron a Jesucristo fue muy duro. Entreguémonos totalmente al Señor. Nos da miedo entregarnos porque ya es él el
que va a dar las órdenes y no queremos salir de muchas cosas.
I Pedro 3: 6 - 7
como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras
habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.
Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la
mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida,
para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
La mujer debe entender que el
esposo es cabeza y el hombre debe vivir tratando a la mujer con sumo cuidado.
Cuando se pierde el amor ya no
hay nada en el hogar, se hieren mutuamente, ya no se ayudan. Cuando Dios dice
que el matrimonio es un equipo.
Si se ha perdido el amor oremos
al Señor que él lo restaurará. Cuando hay problemas en el hogar los hijos
sufre.
Cuanto tratamos mal a nuestra
familia nuestras oraciones tienen estorbo delante de Dios.
Efesios 6: 1 – 4
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida
sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino
criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
Los hijos hacen más caso muchas
veces a los amigos, a la televisión o a la internet. Los padres quieren lo
mejor para los hijos. Tenemos que
valorar a los padres.
Dios puso a los padres para
orientar a los hijos. Los padres pueden equivocarse, pero en oración todo se
puede corregir.
Cuántas veces los hijos llegan
con problemas donde los padres y los cargamos con esos problemas y si les dan
un consejo se enojan con ellos.
Honrar a papá y a mamá es el
primer mandamiento con promesa, si lo hacemos Dios nos bendice enormemente y
nos va bien en la vida. Dios nos bendice por cumplir ese mandamiento.
En el versículo 4 dice no
provocar a ira a los hijos. Provocar a ira es atosigarlos por todo, muchas
veces haciendo cosas buenas y el padre encima solo por mostrar autoritarismo. Reprenderlos con vulgaridades es provocarlos a
ira.
Hay que criarlos en disciplina y
amonestación del Señor.
Todos debemos aprender a vivir
como Dios quiere no como el mundo quiere. Tenemos que ir en contra de la
corriente del mundo.
I Samuel 2: 30
Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y
la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho
Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me
desprecian serán tenidos en poco.
Dios le había dicho a Elí que
sería sacerdote para siempre, el permitió que sus hijos deshonraran a Dios y
Dios destituyó a Elí del sacerdocio porque no estorbó el pecado de sus hijos.
En un hogar manda Dios y
luego papá y mamá. Cuantas veces
personas quieren buscar a Dios y por los hijos no lo hacen. Primero los hijos y
Dios de último, así no es.
Despreciamos a Dios cuando no lo buscamos,
cuando no le obedecemos, cuando no entregamos lo que él dice que entreguemos.
Hoy nos pide el Señor entrega.
Entreguemos la enfermedad, las finanzas y todo lo demás y descansemos en el Señor
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