martes, 30 de junio de 2015

Dos requisitos



Dios nos está llamando hace rato a despertar, recuerde que Jesucristo viene como ladrón en la noche.

San Juan 2: 1-11

“Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.

Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él”. 

Apenas apareció creyeron en él. Los milagros son para los incrédulos, los hijos de Dios, los que hemos nacido de nuevo nos mantenemos de milagro en milagro.

Cuando no nos hacemos como niños no vemos ni entramos en el reino de Dios. Algunos están llenos de conocimiento, pero sin entendimiento. La palabra que Dios da es el pan de vida.

Sólo dos requisitos.

El milagro vino cuando había un faltante. Nosotros pedimos a Dios cuando falta algo, faltando el vino, pero todavía no son los requisitos.

María creyó, hagan todo lo que él les dijere. Tenemos la seguridad de que él lo va a hacer conforme a su voluntad. 

María señaló a Jesucristo como el único camino.

El mensaje no es solo que Cristo lo ama sino que si se quiere salvar se arrepienta. El mensaje de hoy es arrepentíos porque  el reino de Dios se ha acercado. Para los de afuera arrepiéntase y para la iglesia santifíquese.

Había 6 tinajas y el 6 es número hombre, en el 6º día fue creado el hombre, de los 10 mandamiento 6 son enfocados al hombre. 

Las tinajas son recipientes, nosotros somos templo del Espíritu Santo en el cual reside el Espíritu Santo. Jesús dio una orden lene las tinajas y ese es el primer requisito.

En Juan 15:

 “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”.
 
Qué hace el agua: limpiar, qué hace la palabra en nosotros: nos limpia de toda malda.

Vamos a  I Pedro 1: 23 – 25

“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.  Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada”.

Llenada esas tinajas de agua.

No nos podemos quedar en que la palabra nos limpie sino que Dios nos ordena que estemos llenos. Si leemos frecuentemente la palabra no seremos tan fácilmente engañados. Se ven sectas apareciendo y yesos haciendo milagros.

El que no se llena de la palabra de Dios sucumbe ante el error, sus sentidos son desviados.

Lo que más discernimiento da, es cuando yo estoy lleno de la palabra de Dios.

Para que se hiciera el milagro de la conversión del agua en vino tuvo primero, que faltar el vino había una necesidad y segundo: tenían que llenarse las tinajas de agua y si no, no había milagro. Primero el faltante: sentir la necesidad de llenarse de la palabra de Dios, llenándose de la palabra de Dios hay una conversión y con esa palabra empieza a fluir la unción.

Una cosa es conocer la palabra y otra cosa es estar experimentándola, viviéndola, proclamándola, cuando esto está sucediendo la unción se aumenta de una manera exponencial. 

Para poder convertir el agua en vino debe existir dos cosas antes de, que haya una profunda necesidad y luego llenarse.

Si nos llenamos de la palabra de Dios cosas maravillosas pueden pasar, recuerde que la fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios, si yo me lleno de la palabra de Dios puedo ver cosas sobrenaturales de lo que no estoy  viendo, puedo llamara las cosas que no son como si fueran, puedo estar profetizando la palabra a toda hora, de la abundancia del corazón habla la boca.

Entonces:

Primer requisito Llenar las tinajas de agua. 

Dios está ordenando hoy  que sus niveles de lectura y comprensión de la palabra tienen que subir.

Pida al Padre en el nombre del Jesucristo que el Espíritu Santo lo ilumine para que se llene cada vez más y más. 

Así usted va a poder diferenciar quién está en el Espíritu y quien está en la carne. Quién viene con buenas intenciones y quién viene con malas intenciones- Recuerda que unos de los nueve dones del Espíritu Santo es el discernimiento de espíritu y para tenerlo hay que estar llenos de la palabra de Dios.

El nivel de la Iglesia de los últimos tiempos   debe ser my alto, en el primer siglo la sombra de Pedro sanaba. Qué está pasando hoy.

Recordemos Juan 17:17 que dice: 

“Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad!” 

Él nos santifica, nos llena de fe, nos limpia, por eso Dios dice: “llénense de mi palabra!”, nacemos de nuevo por la palabra de Dios.

No nos podemos quedar en el nivel de párvulos, es un nivel exiguo. Es hora de despertar, Dios nos está llamando a redimir el tiempo, a llenarse de la palabra de Dios. En vez de estar viendo un montón de cosas que no edifican, leer la palabra de Dios.

Salmos 24 3 y 4 lo dice:

“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño”.
¿Quiénes hicieron eso de llenar las tinajas? Vamos a mirar como Jeremías llenó las tinajas:
Jeremía 15: 16
“Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos”. 

Yo no sigo perdiendo tiempo en tanta vanidad. Ahí está la conversión de Jeremías porque se tragó las palabras de Dios. Se llenó la tinaja y la convirtió en vino: “gozo y alegría”.

Si usted se llena de palabra de Dios como ésta fue inspirada por Espíritu Santo entonces se está llenando del Espíritu Santo.

Si jeremías, que estaba en la ley, en el antiguo pacto, vemos lo que le pasó como será a nosotros que estamos en un nuevo y mejor pacto.

Romanos 8 dice que el que vive en el  espíritu no repara en nada ni se ofusca por nada.

Corintios 5: 17 dice: “el que está en Cristo una nueva criatura es, las cosas viejas pasaron”, que hace todavía pegado de pequeñeces, que no se le puede hablar porque contesta con cuatro piedras (malhumorado)

Ezequiel 3: 1-3

“Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel”.

Solamente usted puede dar cuando está lleno: mucha gente se va a acercar a usted pidiendo un consejo, ellos llenos de basura y usted lleno del Espíritu Santo, estamos puesto para gloria y honra de nuestro Señor Jesucristo.

Conversión: comió la palabra y le fue dulce, para la carne no es dulce pero para nuestro espíritu esto es una miel.

Se ve la conversión En Jeremías gozo y alegría   y a Ezequiel miel, pero hay que llenar la tinaja de aguan hay que hacerle caso a nuestro Señor Jesucristo. 

El Espíritu Santo antes estaba haciendo énfasis en la oración y ahora en la palabra. Primero que teníamos que aumentar los niveles de oración, ahora que hay que llenar las tinajas de agua, de la palara de Dios. Si en el momento del rapto no se está en obediencia se queda.

Los mensajes de ahora son mensajes de últimos tiempos, son mensajes de SOS para su alma.

Volvamos a san Juan Capítulo 2

El segundo Requisito: “. Y les dijo sacad ahora” ese es el otro requisito. Hay que sacar la palabra.

Muchos se llenan de palabra pero no la sacan, no la están viviendo. Cuando dijo sacad y repartid es:

Isaías 12:3

“Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación”.

Hay que llamarlas cosas que son como si fueran.

En el momento que viene la situación difícil hay que sacar agua de la tinaja, sacar la palabra y profetizar, tener fe. Señor me prometiste tal cosa y eso es mío. Iniste y hay que sacar con gozo aguas de la fuente de la salvación.

Hay que vivir esa palabra y todo lo atado, atado quedó y lo desatado, desatado quedó.

Empiece a interceder por situaciones y la gente se convierte, claro que bajo la guía del Espíritu Santo.

Como fue David contra Goliat, no fue de cualquier manera: “tu vienes a mí con espada y jabalina, pero yo vengo a ti en e el nombre de Yahvé el jefe de los ejércitos el cual tú has ofendido”. Sacó con gozo agua de la fuente de la salvación.

Dos requisitos para que podamos vivir de una manera sobrenatural. Llenémonos de la palabra de Dios y en el momento que viene la situación profetícele lo que Dios le ha prometido en su santa y bendita palabra y fuera de eso en las palabras proféticas que hemos escuchado de profetas de Dios y si no ha pasado es porque no ha hecho caso a la palabra de Dios.

Dos requisitos que se convierten en dos órdenes: llene su vida de la palabra de Dios y saque con gozo, con fe, con alegría, ante las situaciones adversas, la espada del espíritu que es la palabra de Dios.

Dios nos necesita pues nosotros somos su cuerpo. La iglesia es el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, no dijo él que las zorras tienen su guarida pero el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza; él es la cabeza. La cabeza que es Jesucristo es visible por un cuerpo consagrado, un cuerpo lleno de la palabra de Dios. Un cuerpo que ante cualquier situación saca la palabra de Dios, ante cualquier enfermedad Yahvé Rafá y desaparece la enfermedad, empieza a desaparecer pobreza ruina. Yahvé es mi pastor nada nos faltara y esa ruina tiene que salir. Hay momento de prueba, sí, pero que nos quedemos en la prueba, patinando en la prueba.

Dos requisitos que se convierten en este momento en dos órdenes hay que llenarnos de la palabra y en el momento que venga la situación profetizarla. El agua más pura es la que corre no la que se queda estancada. Vámonos para Mateo 10: 8 y veamos por qué tiene que circular el agua: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. Usted recibió hay que dar.
Hay gente que está esperando que usted saque la palabra con gozo.

Si hace caso de esto ve lo que va a pasa.

Josué 21: 43 45

“De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella. Y Jehová les dio reposo alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de todos sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos sus enemigos. No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió”.

Si hacemos todo lo que Dios nos está diciendo.

domingo, 28 de junio de 2015

Una medida mayor



Hace ocho días el Señor en la alabaza me dijo por medio de quien dirigía la alabaza que iba a conceder los deseos de mi corazón, yo le había pedido compartir una palabra que él me dio en diciembre del año pasado. Cuando terminó la reunión el Señor me dijo por medio de Carlos que yo iba con la palabra este domingo.

Dios quiere que hoy salgamos de acá con la bendición que él tiene para dar, que salgamos completos. Porque llevamos muchos años comiendo palabra y no nos hemos levantados con esa medida mayor que él quiere por eso la palabra de hoy se llama así: Una medida mayor.

Juan 14: 12

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”.

Es una promesa: harán mayores cosas, ¿Cuántas cosas hizo Jesús, cuántos milagros? Si él dijo cosas mayores harás ¿por qué nos hemos estancado tanto? ¿Por qué no está esa unción de los últimos tiempos? Ya es hora de que estemos andando en esa unción. No estamos andando en esa unción por la falta de fe. Las últimas predicaciones han sido acerca de eso, de la falta de fe. 

Si no tenemos fe entonces nos postramos ante el dios dificultad; pues nos llenamos de temor, de desesperanza. Esto y mucho más nos quitan esa unción.

No permanecemos en la vid por lo tanto no damos fruto. No le permitimos a Dios que realmente gobierne en nuestra mente, porque si se lo permitiéramos le declararíamos la palabra al enemigo siempre creyéndola, porque muchas veces se la declaramos, pero no con fe, no está arraigada en nuestro corazón. Cómo decíamos cantando ahora la alabanza: “que lo alabo desde mi quebranto”, pero no es así. 

A veces lo alabamos de boca para fuera, pero en nuestro corazón hay incredulidad.

Anhelamos tantas cosas, pero ahí nos quedamos y no nos levantamos como esos soldados, no nos levantamos como hizo Ana que aunque pasó mucho tiempo ella insistía creyendo.

Levantémonos de todas esas tristezas, de todas esas afugias que no nos dejan seguir como Iglesia, como pueblo de Dios. 

Dios le está hablando hoy a un pueblo que ya conoce que ya ha comido mucha palabra, abramos el corazón hoy, el Señor trae hoy un banquete. 

Ya los milagros más cotidianos no nos emocionan tanto. Los milagros por los cuales Dios nos sustenta a diario ya los consideramos normal.

Solamente nos gozamos con los milagros que para nosotros son grandes. 

Dios está al tanto de nuestras necesidades.

Dios quiere utilizarnos cada día más, de esa agua de vida que él nos da, él quiere que nosotros demos allá afuera.

Dios me ponía el ejemplo de un herido que necesita respiración artificial y usted empieza a darle aire moviendo un papel, eso en lugar de servirle le hace mal. Así mismo si nosotros no estamos llenos de esa palabra entonces qué vamos a dar allá a fuera. 

Cuando yo estaba recibiendo esta palabra, yo estaba pasando por una situación bien dura y llamó por teléfono y él estaba muy mal y a mí me tocó hablarle de la fe y de la valentía.

Dios me decía: “si yo no permito que ustedes pasen por dificultades, entonces ustedes qué van a dar, cómo va a aconsejar. 

Cristo sufrió muchas cosas y nos dice con toda autoridad: “Sed santos porque yo soy santo”.

Juan 16: 33

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.

“yo les digo en el mundo tendréis aflicción, pero no les dejé una palabra donde les dije que yo he vencido al mundo”, dice el Señor.

Cuántas veces, todos los que estamos acá, hemos vivido dificultades y él nos dice que confiemos que él ha vencido.

Esta es otra de las razones que nos ha estancado tanto, los problemas, las dificultades, las angustias, en la iglesia en el mundo entero, porque no es solamente para este pequeño grupo que estamos acá.
Estamos estancados porque nos hemos dejado ganar de las angustias. Siempre tenemos dificultades, pero tenemos que aprender a tener gozo en medio de las dificultades. 

Por mucho tiempo no tuve necesidad, ¿ustedes creen que yo podría dar esta palabra si no las hubiera tenido, si hubiera seguido sin necesidades?

Juan Bautista le mandó a decir a Jesús que si él era el Cristo o que si esperábamos a otro. 

El Padre le mostró a Jesucristo todo lo que iba a pasar, por esos sudaba como gotas de sangre en la oración.

Juan 18: 4 -6

“Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis?  Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra”.

¿Cuántas veces, en medio de la dificultad que estás pasando, has dicho: “yo soy un hijo del Dios altísimo, con la cabeza en alto? Por el contrario nuestro rostro cambia y estamos deprimidos. Cuando estamos bien en todo especialmente en lo económico, ahí si decimos: “yo soy un hijo del Dios altísimo”. 

Juan 118: 16 – 17

mas Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro.  Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dijo él: No lo soy”.

Hacemos como Pedro y lo negamos, entramos en un período de incredulidad tan tremendo que lo negamos.
Cierren los ojos e imaginémonos a los discípulos: arrestaron a su líder, en qué situación quedaron, ellos. Imaginamos que nuestros líderes se van entonces para dónde vamos a pegar, cuando ellos mismos nos han enseñado que tenemos que tener “los ojos puestos en Jesucristo autor y consumador de la fe”.

Jesucristo lo recordó a sus discípulos antes. Les dijo que él se iba a ir, pero que les iba a dejar un consolador. 

Así nos sentimos muchas veces cuando estamos pasando por tribulación. No tenemos por qué sentirnos así porque él nos dejó una promesa: “no os dejaré solos”.

Es incredulidad es lo que está impidiendo que el pueblo de Dios, aquí y en el mundo entero, tenga una medida mayor, esa llenura, ese estar realmente en su presencia, en ese gozo, en esa paz. 

Juan 21 4: 7

Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús.  Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar”.

Es tanta nuestra incredulidad cuando estamos pasando por una dificultad que hasta nos despojamos de la palabra. Ellos se habían despojado ya de la palabra ya no tenían que dar. 

Esto les sucedió a ellos cuando Jesucristo ya había resucitado y ellos ya habían dejado de creer. Y él vino y ellos se asuntaron en gran manera. Así va a ser en la gran tribulación, ese susto tan tremendo que nos vamos a llevar porque no estamos llenos de la palabra, porque no estamos llenos de su presencia. 

La palabra de Dios dice: “cuando el Hijo de Dios vuelva ¿encontrará fe en el mundo?

Hoy Dios nos da una orden:

Marcos 10:  46 – 48

Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando.  Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!  Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!”.

Dios nos da hoy una orden: clamar por esa llenura, por esa medida mayor. No por cosas materiales pues Dios sabe qué nos hace falta, qué necesitamos.

Dios quiere que su Iglesia se llene, que nosotros demos esa medida mayor. Él dice: “¿por qué no me piden esa medida mayor, esa llenura? Esa medida mayor es con la que yo les voy a ayudar a través de mi Espíritu Santo para que se fortalezcan, para que puedan pasar esas pruebas, para que puedan saltar muros”.

Necesitamos ser llenos del Espíritu Santo de Dios. Si no nos llenamos del Espíritu Santo el enemigo nos va a llevar por delante. 

Abramos el corazón. Tomemos como ejemplo esa mujer que fue tantas veces ante el juez injusto.   Hasta que el juez le concedió lo que pedía porque ya le era molesta. 

Lucas 18: 1 – 7

También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.  Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.  Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,  sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia.  Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.  ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?”

Hay que insistir con Dios hasta que diga: “recibe, recibe”.

Sigue clamando, sigue insistiendo, sigue haciendo la palabra, “señor, dame fe, que cuando venga la dificultad yo tenga de dónde sacar.

Si cada día consignamos oración, fuego, fuego. En la dificultad podemos sacar esa resistencia que Dios puede darnos. 

Marcos 8: 18 – 21

“¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?  Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce. Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete. Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?”

¿Cuántos milagros, Dios ha hecho por nosotros lo que hace que lo conocimos?

Cristo les hacía recordar como había hecho esos milagros y como ellos había aportado algo. El milagro era multiplicar lo que ellos tenían. 
 
Recordemos testimonios como el que vivió Jota con Laura, Andreita la sanidad de su hijo a través de los médicos; Ivan su carro a través de esa semilla que puso Licinia; Alexa la liberación a través de Carlos y Diana; Diana una matriz sana y poder tener su hijo luego de ser estéril, a través de este vaso que está hablando acá y tantos otros que han ocurrido en todos ustedes. 

El Señor como a los apóstoles quiere hoy recordarnos todo lo que ha hecho por nosotros. 

Cuando Dios nos quiere utilizar ponemos ese granito que nos corresponde, porque si no Dios utiliza a otro y otro se lleva la bendición. 

II Reyes 4: 1 – 2

Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite”.

Declárame lo que tienes

Marcos 3: 4 – 5

“Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana”.

Hoy el Señor nos dice:

Declárame lo que tienes. Declárame hoy pueblo mí lo que tienes.

Te clamo Señor por esa medida mayor.

miércoles, 24 de junio de 2015

Todo o nada



La salvación es un regalo de Dios, Jesucristo nos regaló la salvación derramando su sangre preciosa en la cruz del Calvario.
 
Sin embargo nosotros tenemos que pagar un precio para pedir santidad y pedir a Dios que nos de aumente cada día la fe. 

Acá estamos en una sana doctrina, somos pocos, pero la doctrina es muy sana.

De que nos sirve decir que aceptamos la salvación si no adquirimos fe ni nos ponemos en obediencia y consagración.

Es un mal negocio venir aquí cada 8 días o dos  o tres veces a la semana para seguir aceptando las cosas del mundo y cayendo en pecado continuamente. Yo el primero que he sido llamado al orden de que me vale saber mucho de la Escritura si no me comprometo totalmente con Cristo el Señor.

Como estamos los seres humanos ante el mundo espiritual. Todos tienen la oportunidad de salvarse, Dios todo lo perdona menos el pecado contra el Espíritu Santo.  Veamos.

1.       Se Condenan

Juan 5: 29

 “y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”.

Vemos que si hay un cielo y un infierno y no existe lo que en alguna secta llaman el purgatorio. No hay lugares intermedios. El purgatorio es un invento, puesto que la palabra de Dios solo habla de un cielo y un infierno y la palabra de Dios no se puede contradecir.

2.       Tibios

A Dios le gusta todo o nada. 

Apocalipsis 3: 15 - 16

“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!  Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. 

Dios quiere compromiso no le gusta a medias tintas. Le gustan más los fríos tal vez porque son más dados a entender, que los tibios, o en el peor de los caso porque para todos es claro que son enemigos de Dios. Además si nosotros somos tibios no aceptan en una parte y nos rechazan en las dos. 

3.       Doble ánimo

Santiago 1: 8

“El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos”. 

“La persona de doble ánimo es la que todavía sigue haciendo cosas del mundo es jalado de acá, pero también es jalado de allá. Es vacilante tiene dos sentimientos. Divide intereses y lealtades. Es inseguro, inconstante. Van a la iglesia y al bar. Se enojan con Dios y le echan la culpa de lo malo que les pasa”.

Estos son amigos del mundo 

Santiago 4: 4

“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. 
Cuando nos hacemos amigos del mundo entramos en adulterio espiritual. 

Enemigos del mundo

 Todos los que son enemigos de Dios hacen lo que dice Gálatas 5: 19

“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.

Lo que no quiero hago

Romanos 7: 15

“Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago”.

Todavía la carne ejerce cierto control, pero ya nos arrepentimos de corazón. A cuántos nos ha pasado esto que hacemos lo que no queremos hacer.

Hay que buscar ser perfectos. Tenemos que llevar el paquete completo porque usted puede decir que acepta la salvación.

Yo quiero agradar a Dios y cada vez debe ser menos las cosas que hago que no le agradan a Dios.

Cuando nos metemos realmente con Dios obtenemos grandes beneficios. Hasta en el rostro se nos nota cuando estamos bien enfilados con Dios.

Comprometernos con Dios tiene que ser una decisión hoy porque Cristo está a las puertas.

Hay que buscar la perfección. Mientras más fe y más santidad tengamos, la vida  para nosotros es mejor. 


Debo tener fe 

Hebreos 11: 6

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.            (Efesios 2:8 regalo la fe)

Ya nosotros sabemos que Dios existe, eso no lo dudamos, pero la segunda parte es la que toca con nosotros: Es galardonador de todos los que le buscan. Él nos va a premiar, nos va a dar un galardón porque lo buscamos de recto corazón.

La fe abarca ese galardón, por lo tanto no dudemos más sobre lo que Dios tiene para nosotros, no dudemos más de sus grandes promesas.

Acá en la oración arrebatamos las grandes bendiciones que Dios tiene para nosotros, pero vamos a la vida diaria y nos dejamos quitar esa bendición por la angustia que sentimos ante las cosas del día a día. Por el solo hecho de estar buscando a Dios recibimos el galardón, pero  muchas veces lo ganamos acá en la oración, pero lo dejamos en la puerta.

Santidad

Hebreos 12: 14

Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 

Por eso es que Dios nos ha traído tanta palabra de exhortación, porque sin santidad no le veremos. Entonces es aceptar la salvación, procurar aumentar la fe y buscar la santidad. 

Preocupados por tantas banalidades en lugar de estar buscando la santidad que es la cualidad por cual veremos a Dios. 

Todos los que estamos aquí ya entendimos que es buscar a Dios, y si lo entendimos por qué es que no nos consagramos de una vez y para siempre. Dedicados al Señor del todo. Hemos escuchado testimonios por cantidades de que él resuelve nuestros problemas. 

Paga estar al lado del Señor porque él toma control de nuestras vidas. 

Todo esto lo entendimos, lo vivimos y sin embargo volvemos y dudamos. Cuando él nos ha demostrado muchas veces que si nos dedicamos a él, en las rodillas conquistamos lo que sea. 

Dios todo lo soluciona porque nada es imposible para él. Si aquí hemos conquistado tantas cosas por qué seguimos dudando. El enemigo nos quiere mostrar que la esperanza debe estar en un ser humano. El mundo nos quiere hacer creer que tenemos que poner nuestros ojos en los poderosos de este mundo y no podemos creer esa mentira porque nosotros tenemos al Rey de reyes y Señor de señores.

Usted necesita una cita con el presidente de la república y lo más seguro es que no se la den y necesita una cita con Dios que es el que hizo el universo entero y no es sino doblar las rodillas con corazón sincero y él lo recibe inmediatamente.

Apartarse 

II Timoteo 2: 19

Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”.

El fundamento está firme y Dios le da un sello que es que Dios conoce a los que son suyos. Nosotros tenemos que hacer lo nuestro apartarnos de iniquidad para invocar el nombre de Cristo. Si nos hacemos amigos del mundo no nos estamos apartando de iniquidad y a Dios no le gusta que así invoquemos el nombre de Cristo.

Porque invocamos a Jesucristo tenemos que apartarnos de las cosas del mundo. 

Nosotros somos diferentes, somos distintos.

Nosotros hemos sido creados para la Gloria de nuestro Señor Jesucristo, eso es lo que debemos hacer glorificarlo por siempre. 

Nosotros hemos escuchado tanta palabra y tenemos que enfilarnos ya definitivamente con Dios. 

Estamos en mora de salir en las calles a predicar. Prepárense porque vamos a salir a las calles a predicar. Cristo vino a salvar almas entonces ¿en qué cree usted que él nos va a utilizar? Si nosotros somos su cuerpo, si nosotros somos sus siervos.

Perfectos:

 Mateo 5: 48

Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.

Este es el mandato que el Señor nos dio. Si la escritura dice esto es porque si se puede porque Dios no dice cosas en su palabra por decirlas.

Si los ojos de Jesucristo son como fuego, dice el Apocalipsis, qué van a ver esos ojos, pues van a ver fuego, los que estén ardiendo, eso es lo que va a ver Cristo.

 Nosotros somos felices oyendo y aprendiendo la palabra de Dios, alabándolo y glorificándolo, vamos camino a la perfección y a fe que lo lograremos.

El galardón 

Mateo 5: 12

“Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”.

Hoy nos está diciendo el Señor hoy apunte la fecha. ¿Lo vamos a perder por congraciarnos con el mundo? ¿Le vamos a dar gusto a los impíos en lugar de darle gusto a Cristo? ¿Vamos a perder el galardón por darle gusto a nuestra carne?

 Hebreos 11: 24-  26 

Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado,  teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón”.

Moisés tenía la mirada puesta en el galardón. Así debemos ser nosotros y renunciar a los deleites temporales del pecado. Si usted no alimenta los deseos de la carne, esos deseos se mueren de hambre.

Hoy prometemos que salimos de toda atadura, que renunciamos a ellas. 

Apocalipsis 22:12

“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”.

“Vengo pronto” y no viene  solo viene con un galardón para cada uno. ¿Nos vamos a perder ese galardón por no hacer la obra?

No podemos perder el galardón por no hacer las cosas de él. Él viene pronto y nos lo ha dicho de muchas maneras.

El viene pronto y su galardón con él. 

Pidámosle a Jesucristo que nos utilice porque él es nuestro Señor y nosotros sus siervos. Pidámosle almas a Dios para Cristo el Señor.