Cuando un estudiante va a
presentar un examen final la preparación es máxima, si es buen estudiante. Se
va con toda porque ahí se sabe si va a ganar o no.
Basada en.
I Tesalonicenses 4: 13 – 18
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen,
para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza”.
Está hablando de los que duermen
en Cristo. Los que no están en Cristo cuando alguien muere, entran en una
amargura y en una tristeza tremendas.
En los versículos 14 - 16
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios
con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra
del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del
Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de
mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los
muertos en Cristo resucitarán primero”.
Esto es lo que está mandado para
el pueblo de Dios.
Veamos lo que dice en el 17 y 18
“Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire,
y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros
con estas palabras”.
Al arrebatamiento es lo que yo
llamo el examen final. Ahí es donde se sabe quién es quien.
Porque acá podemos hablar
lenguas, decir que somos muy de Dios, asistir a un grupo de oración o a una
denominación, pero es posible que no nos estemos manifestando como auténticos
hijos de Dios.
Cuando se anuncia esto a través
de tantos ministerios y a través de la palabra que dice que cuando sucedan
estas señales hay que saber que Jesucristo está a las puertas y el pueblo de
Dios debe estar preparado como cuando se va para un examen final o para una
entrevista de trabajo. Pero la gran mayoría del pueblo de Dios está dormido:
Iglesia duermes.
La semana pasada se predicó El
Fuego y hace unos meses fue: Nada más
importante que la llenura del Espíritu Santo.
Y nosotros todavía en carnalidades y enredados en cosas mundanas y
todavía discutiendo por banalidades.
Hay que tener cuidado por donde
se camina, estamos a punto del Examen final que es el arrebatamiento.
En todas la generaciones se ha predicado
el arrebatamiento, mire que pablo dice; “nosotros los habremos quedado seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes”. Pablo se incluía ahí y estaba
en el siglo I. Pablo que conocía y tenía esa comunión tan grande con Dios y que
Dios lo utilizó para llevar el evangelio a los gentiles y veía tan cerca el
arrebatamiento, cómo será hoy que ya las señales están dada.
Que hacemos enredándonos en
tantas cosas. No nos podemos quedar en la tristeza. Pedimos a Papito Dios que
saque esa tristeza de nuestras vidas. La situación vendrá, pero yo no me puedo
quedar allí. Calma sobre mi vida, dame paz, yo tengo al Príncipe de Paz en mi
vida. Nada ni nadie, ni lo económico nos puede mover del amor que es en Cristo
Jesús.
Ahora cantábamos: “tengo un
Cristo de Poder”, tenemos al Espíritu Santo.
Estoy a las puertas del examen final,
el final de nuestra, carrera ahora no nos podemos descansar en nada. El que ore
a orar más, el que ayune a ayunar más, y a reunirnos más. Con todo el corazón
querer reunirnos. A orar con todo el corazón a la hora que Dios lo despierte.
Dios honra la disposición
nuestra, un corazón rendido, eso es lo que Dios quiere de nosotros, porque
pasan los días y acá no pasa nada. En el
arrebatamiento no se van a ir los que no hayan sido sellados por el Espíritu
Santo.
Dios nos está dando un campanazo
final: tenemos que ser bautizados con el Espíritu Santo y fuego. Anhélelo más
que cuando tiene hambre y anhela comer, como el aire para respirar. Cómo
nosotros todavía tan parcos ante tremendo regalo de Dios: “el que creyere en mí
de su interior correrán ríos de agua
viva”, dice la Escritura.
El arrebatamiento es algo hermoso
y la gran tribulación es algo horrible porque si ahora hay maldad no hemos
visto nada a comparación con lo que será esa gran tribulación de la que habla
la Biblia.
Se nos ha ido tanto la fe que no
estamos esperando a Nuestro Señor Jesucristo.
Versículos 6: 27 – 28
¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus
pies se quemen?
Su palabra es como fuego, estamos
en las brasas de Dios, el fuego de Dios ¿cómo no va a fluir en nosotros eso?
Nosotros estamos por la palabra listos para arder.
Caminamos por la palabra de Dios,
tenemos al verbo de Dios. Hay que declarar la palabra, pero solamente pueden
declarar la palabra los que están llenos del Espíritu Santo de Dios.
Hay dos clases de fuego.
I Corintios 3: 11- 13
“Porque nadie puede poner
otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre
este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno,
hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la
declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el
fuego la probará”.
Los que han puesto otro
fundamento sea religión o sea un líder llámese como se llame, que no sea
Jesucristo van para el infierno, si no se arrepienten en el nombre de Jesús.
Tenemos por fundamento el fuego
de Dios, a Jesucristo que nos purifica, nos limpia, nos lava, nos prepara para
el examen final que es el arrebatamiento.
Oro. Reyes y sacerdotes, plata
redención y piedras preciosas es lo que nos adorna.
Es lo que hace el fuego de Dios
purificando. Una parte del fuego es para purificar y el otro para consumir.
Que mi fuego te purifique dice el
Señor, que saque todo resentimiento, toda lujuria, toda maldad, qué hace eso
estorbando todavía en nuestras vidas.
Este es el tiempo de estar
profetizando la palabra todo el día. Para hacer salir las situaciones que el enemigo
esté poniendo para tumbarlo.
Iglesia, duermes, y el examen final está a las
puertas.
El fuego de maldad, usted tiene
una tentación y se derritió delante de ella: lo probó el fuego de maldad.
Porque como no estaba en el fuego del Espíritu Santo, no estaba bautizado lleno
y fluyendo en el Espíritu Santo.
No se conforme con que alguna vez
hablo en lenguas y está hablando del pasado, nosotros vivimos es un eterno
presente, es ahora: la llenura del Espíritu Santo. Ya no es tiempo de perder esa llenura, es
tiempo de acelerar, es tiempo de meternos mucho con Dios.
No nos engañemos: uno sabe cuándo
está preparado y cuándo no lo está.
Cuando se pagó el precio uno va
como en proverbios 28: 1 que el impío huye sin que nadie le persiga, pero el
justo está confiado como un león. Como en proverbios 30: 30 yos soy como el
león de la tribu de Judá que no vuelvo atrás por nada, así somos los que
estamos en Cristo, los que estamos llenos del Espíritu Santo.
Miremos la magnitud de lo que
Dios nos está hablando hoy.
Si no nos pellizcamos hoy vamos a
perder el examen final. Y Dios no nos ha llamado a perdida nos ha llamado a
ganancia porque nos dijo en su palabra que somos más que vencedores, que somos
victoriosos en él.
Si somos siempre vencedores ¿por
qué no está venciendo el pecado, en el tramo más importante de nuestras vidas?
El examen final está listo y
habla únicamente de santidad de principio a fin, ese es el cuestionario de
Dios, porque sin santidad nadie verá a Dios.
Santidad es apartarse de lo que a
Dios no le gusta.
Es hora de ser llenos del
Espíritu Santo de Dios.
Otro fuego: el fuego del Espíritu
Santo. Vemos:
Hoy estoy salvando mi cabeza
porque como centinela de Dios les he anunciado que Cristo viene y está a las
puertas. No hay tiempo del pecado, es tiempo de llenarnos de la santidad del
Espíritu de Dios.
Como estamos tan cerca del examen
final me tengo que dedicar a la palabra de Dios, al fuego de Dios, a la oración
y al ayuno.
Hechos 1: 1 – 14
Veamos primero
Hechos 1: 1 – 2
“En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que
Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta
el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el
Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido;”
Dios da estos mandamientos a los
escogidos de Dios, a los impíos, a través de nosotros, el mandamiento es que se
arrepientan para que entren a esta bendición.
Hechos 1: 3
“a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con
muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y
hablándoles acerca del reino de Dios”.
Cristo está vivo, que hace usted
entre los muertos.
Veamos Isaías 10: 4 “Sin mí se inclinarán entre los presos, y
entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía
su mano está extendida”. Si Cristo está vivo que hacemos entre los muertos,
con pecados inconfesos.
Y en Juan 15: 5 dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que
permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí
nada podéis hacer”.
No nos vamos en el arrebatamiento
si nos despegamos de él.
El reino de Dios es justicia, paz
y gozo, en el Espíritu Santo ¿y usted por qué está inclinado entre los muertos
con esa tristeza, con esa desesperanza. Cuando usted tiene al vivo de los vivos,
al resucitado, a Jesucristo es su corazón.
Hechos 1: 4 - 5
“Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”.
Iglesia tenemos que fluir
definitivamente en el poder de Dios. Esa debe ser nuestra vida diaria, debe ser
llena del poder de Dios. No en algunas ocasiones sino siempre, en un gozo, en
un poder: siento ríos de agua viva; en eso se tiene que mover la Iglesia ahora
para que no pierda el examen final.
Sigamos en Hechos 1: 6 - 8
“Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor,
¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a
vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
potestad; pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.
Esta es la gran diferencia. Este
es un pan que acaba de bajar del cielo recién horneado. Esta es la gran
diferencia de la verdadera Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo.
Declare la bendición y sea
testigo ante la situación, ante la adversidad, ante cualquier cosa. Pero eso lo
haces solo una Iglesia llena del Espíritu Santo de Dios, cuando se deja
bautizar, cuando se dispone.
Dios no quiere que nadie repruebe
este examen final sino que todos lo pasemos.
Solamente cuando llega el
Espíritu Santo usted está fluyendo en poder, tenemos que ser bautizado por él.
Sigamos Hechos 1: 9 - 11
“Y habiendo dicho estas cosas,
viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y
estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he
aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales
también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este
mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis
visto ir al cielo”.
El Arrebatamiento así vendrá como
ladrón en la noche. ¡Iglesia, estamos dormidos!
Hechos 1: 12 -
“Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar,
el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. Y entrados, subieron al aposento alto, donde
moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo
hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. Todos éstos
perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre
de Jesús, y con sus hermanos”.
Notemos dos palabras perseverar y
unánimes. Nosotros podemos estar juntos, pero no unánimes, porque usted está
pensando en el contrato que le va
llegar, o en el paseo de mañana.
Usted está junto, pero no
unánime, entonces va alterando lo que el Espíritu Santo quiere hacer a su
cuerpo aquí reunido.
Otra cosa que no habla de
unanimidad aunque estemos juntos y es que podemos tener resentimientos con
algunos. A qué hora va a bautizar el Espíritu Santo si estamos así.
Esta gente era diario, pero allí
se mostró también el trigo y la cizaña, pues empezaron como 500 y terminaron
120.
Hay gente que desiste por lo que
la clave aquí es perseverar. La iglesia
que se va en el arrebatamiento es la que está llena del Espíritu Santo, por lo
que no hay otra opción.
Somos benditos de Dios, Plantío
de Dios: Nos identifica la victoria, pero esa victoria está dada por la
llenura, por el desbordamiento del Espíritu Santo.
Hay mucho conformismo en la
Iglesia, mucha mediocridad y Dios no quiere eso, Dios quiere una Iglesia llena
de poder.
Vamos a salir de acá diciéndole
al Señor; “lléname papito Dios, lléname de
tu presencia”.
Yo valoro tanto el Espíritu Santo
porque veo el poder, la unción, el respaldo, la consolación, la guía, es lo más
hermoso que Jesucristo nos dejó para poder darle gloria a él.
Por eso es que usted no es testigo real de
Jesucristo, porque no está lleno del Espíritu Santo. Cualquier cosa lo
desbarata y así cómo le va a hablar al que está cautivo.
Viene el examen final y yo no me quiero quedar. Habiendo batallado
tanto, tantas guerras espirituales. Estamos más cerca de la otra orilla.
Los que suben son muy poquitos,
pero nosotros podemos estar en ese remanente, simplemente hay que perseverar unánimes
en oración.
Consecuencia de la perseverancia,
de la unanimidad, de estar en oración y en ruego y en la bendita santidad.
Tanto va el cántaro al agua hasta
que se revienta, hay que hacer reventar las bendiciones de Dios, está todas
almacenadas allá.
Hechos 2: 1 – 4
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como
de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban
sentados;”
Noté: de repente y ya estaban
sentados.
Veamos el versículo 3
“y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose
sobre cada uno de ellos. Y fueron todos
llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el
Espíritu les daba que hablasen”.
Tres manifestaciones del Espíritu
Santo en esa escena: Primera viento recio, Segunda un fuego sobre sus cabezas y
la tercera hablaron en lenguas.
El que persevera alcanza. A
partir de hoy en nuestras vidas no debe haber sino esto: “ser llenos del
Espíritu Santo”.
Cómo se aviva el fuego
Vamos a ver como se aviva el
fuego tanto el de la maldad como el de Dios.
Primero el de la maldad.
Romanos 13: 14
“sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la
carne”.
Así avivamos el fuego de la
maldad, cuando proveemos para los deseos de la carne.
El enemigo número uno de nuestras
almas no es Satanás, es nuestra carne.
A veces vamos por las obras de la
carne en vez de estar dando el fruto del
Espíritu Santo. Eso por no estar llenos del Espíritu Santo.
Dios no quiere que nosotros
proveamos más para los deseos de la carne.
Cómo se aviva el fuego de Dios.
Salmo 119: 111 – 112
“Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, porque son el gozo
de mi corazón. Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos de continuo, hasta el
fin”.
La palabra de Dios es como fuego
que consume. En el salmo 40: 8 dice “tu palabra está en mi corazón”.
La palabra se puede obedecer por
el poder del Espíritu Santo, por la llenura del Espíritu Santo de lo contrario
no.
Marcos 11: 22 – 24
“Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que
dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón,
sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto,
os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”.
Yo me lleno del Espíritu Santo porque
creo que Dios lo prometió. Si Dios lo dijo eso es una realidad sobre mi vida, y
yo lo tengo que creer si es que quiero recibir porque es por fe.
Otra cosa que aparece ahí qué es.
Cuando yo tengo la fe es porque la palabra me la dio y de la abundancia del
corazón habla la boca.
Todo lo que está impidiendo el
bautizo del Espíritu Santo hoy se tiene que quitar.
Apocalipsis 1: 3
“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta
profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”.
Hace rato estamos leyendo la
palabra de Dios. Leer, escuchar y guardar.
Versículos 9 y 10
“Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en
el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por
causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Yo estaba en el
Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,”
Estaba aislado y encarcelado por
causa de la palabra y el testimonio.
Las fortalezas caen cuando
estamos llenos del Espíritu Santo.
Este es el día que hizo el Señor
en el cual nos gozaremos en él. El que está en el Espíritu está en Jesucristo y
lo está esperando.
Esa es la evaluación que hoy
tenemos. Si usted está en el Espíritu está en el día del Señor, está preparado
para ese examen final, está preparado para irse con él.
Vos como de trompeta: Iglesia
sube, sube novia mía porque vamos a tener el casamiento en las bodas del Cordero.
Solamente suben los que estén
llenos, derramándose del Espíritu Santo.
Usted no está creyendo que el
arrebatamiento está encima y tenemos que estar ultra metidos con Dios.
Separados de él nada podemos
hacer.
Leer salmo 71: 8
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